Algunos de los hándicaps para la crianza de estos animales son su bajo rendimiento cárnico y las dificultades para conseguir ayudas públicas.
La Asociación de Criadores de Cárdena Andaluza luchan a diario para mantener vivo esta variedad de ganado vacuno. Su nacimiento está ligado a la ciudad de Córdoba, pese a lo cual los ganaderos observan cómo poco a poco se están perdiendo animales de esta especie y denuncian que esta raza no puede desaparecer.
El colectivo nació en Córdoba en el año 2006 con seis ganaderos y 541 vacas. En muy poco tiempo, se agruparon prácticamente todos los criadores a nivel nacional y llegó a haber 11 ganaderos y cerca de 1.000 reses en toda España; en la actualidad, solo quedan ocho criadores con 658 vacas y la tendencia -advierten- es descendente.
La vinculación de esta raza con la provincia de Córdoba es profunda, ya que además de encontrarse en la ciudad la mitad de los criadores de la asociación, junto con su sede, históricamente se tiene constancia de la presencia de vacas cárdenas en la provincia. “Se puede decir que desde hace siglos esta raza estaba en los campos cordobeses“, explica el secretario de la asociación, Alfonso Luque.
Estos animales cárdenos, término que hace referencia al color gris azulado de su pelo, practicaban la trashumancia por las cañadas reales Soriana y Conquense; en la actualidad solo queda un ganadero que la práctica entre Albarracín (Cuenca), de junio a diciembre, y en Córdoba, entre enero y mayo.
Como todas las razas “mansas” autóctonas, estos animales contaban con funciones de trabajo en el campo, como encargados del arado.
Uno de los factores por los que se encuentra a la baja es por presentar bajo rendimiento cárnico y demasiada piel, lo que lleva a que “no se valore la calidad de su carne”, señala Luque. Esto, “junto a las políticas agrarias favorecidas en los años 50 y 60, que incluso regalaban sementales de razas seleccionadas francesas, pusieron al borde de la extinción muchas razas autóctonas como la cárdena andaluza”, explica.
En cuestión de ayudas, según cuenta el experto, el principal soporte viene de la Unión Europea. También, “pone una pequeña parte el Ministerio y una aún menor las comunidades autónomas para el mantenimiento de razas en peligro de extinción como la cárdena andaluza”. Luque señala que en Andalucía estas ayudas pueden llegar hasta los 198 euros por vaca.
Cada comunidad administra estas subvenciones con sus propios criterios, y no siempre con el favor de los productores: “En Andalucía es un desastre porque le imponen a los ganaderos unos requisitos que no son capaces de cumplir, por lo que desde 2014 ningún ganadero de Andalucía ha podido beneficiarse de esta ayuda”, resalta.
El apoyo de la Universidad de Córdoba
Para la conservación de la especie, esta asociación cuenta con un convenio con la Universidad de Córdoba para desarrollar un programa de investigación y conservación de la raza. Dicho programa se divide en dos partes: por un lado, la conservación in situ en las ganaderías y por otro, mediante la creación de un banco de germoplasma.
Inés García Courtois es ganadera y propietaria de ocho animales de raza cárdena andaluza en Córdoba. La ganadera reconoce que no siempre es fácil mantener a los animales. Hace unos años, debido a la tuberculosis, de 50 ejemplares se quedó solo con tres.
García Courtois confiesa que, económicamente, es una raza “que no sale rentable”, pero asegura que genéticamente es “impensable” perder una raza de estas características. “Es complicado porque los animales no tienen suficiente carne como para comprometernos con ningún restaurante”, al igual que ocurre con los mataderos.
El proceso de crianza es muy lento, ya que no siempre nacen suficientes hembras: “En la campaña del año pasado tenía seis, y solo una parió hembra, por lo que reponer de uno en uno es un proceso muy lento”.
La asociación plantea nuevas formas para mantener en alza esta raza. Por un lado, la firma del convenio de colaboración con Garum Gourmet. Gracias a esto, la asociación de vacuno se compromete a facilitar el inventario de recetas y productos alimentarios que puedan aportarle sus asociados.
El segundo proyecto es un acuerdo con un cebadero familiar de la comarca de San José del Valle (Cádiz) para que engorde los terneros de forma tradicional con piensos de producción propia a base de cereales y materias primas nobles. El fin último es comercializar su carne en canales cortos de comercialización bajo la marca Sal y Romero y amparados por el Logo 100% Raza Autóctona.